El Monasterio y Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, declarado, en 1931 Monumento Histórico-Artístico, y reconocido en 1984 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, justo en el cuarto centenario de su finalización, fue el centro político del imperio de Felipe II, donde organizó su palacio y biblioteca así como su panteón, el de sus padres, Carlos I e Isabel de Portugal, y el de sus familiares y sucesores, donde edificó una gran basílica y fundó un monasterio.
Breve Historia del Monasterio y Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial
En la Carta que Felipe II escribe al general de la orden jerónima, el 16 de Abril de 1561, se exponen los motivos que le llevan a construir el Monasterio: el reconocimiento por la victoria de San Quintín, que tuvo lugar el día de San Lorenzo de 1557 y el deseo de erigir un mausoleo en memoria de sus padres y de él mismo, puesto bajo la advocación de San Lorenzo.
La obra se inicia con el arquitecto Juan Bautista de Toledo en 1563, pero quien la continúa es su discípulo Juan de Herrera, desde 1567, fecha del fallecimiento de Juan Bautista de Toledo, hasta 1584, año en que se termina la construcción del Monasterio. Este arquitecto reforma el proyecto anterior y crea un estilo propio, denominado herreriano, caracterizado por la desnudez decorativa y el rigor geométrico, y construyó también las dos Casas de Oficios, frente a la fachada norte del Monasterio, y su continuador, Francisco de Mora, la Casa de la Compaña.
¿Qué encuentras en su interior?
La fachada principal, orientada al oeste, tiene dos portones laterales que se corresponden con la entrada al colegio Alfonso XII y al convento agustiniano. En el centro de la fachada, entre seis columnas dóricas, se sitúa la entrada principal del edificio, coronada por un cuerpo de columnas jónicas, entre las que destacan el escudo familiar de Felipe II y una colosal estatua de San Lorenzo, tallada en granito por Juan Bautista Monegro. En su interior destacan el Patio de Reyes, la Basílica, la Biblioteca, el Panteón de Reyes, el Panteón de Infantes, los Palacios, y las Salas capitulares, entre otros espacios. De obligada visita son la Pinacoteca y el Museo de Arquitectura.
Al Patio de los Reyes se accede nada más cruzar la puerta principal y tiene unas dimensiones de 64 metros de longitud por 38 de anchura. En la parte superior de la fachada, que da acceso a la Basílica, están representados sobre enormes pedestales de piedra granítica, seis reyes de la tribu de Judá, obra de Juan Bautista Monegro. La Basílica tiene la planta de cruz griega y su cúpula central está coronada por un cimborrio de 92 metros de altura, que la hace destacar entre las demás torres del edificio. La mayoría de sus bóvedas están pintadas por Lucas Jordán en el siglo XVII, excepto las situadas encima del Coro y del Altar Mayor que son obras de Luca Cambiasso. El Altar Mayor está decorado con pinturas de Zúcaro y Tibaldi. A ambos lados del Altar Mayor están representados Carlos V y Felipe II con sus respectivas familias, obra en bronce de Pompeyo y León Leoni.
La Biblioteca posee uno de los fondos bibliográficos más valiosos del mundo, no por la cantidad ya que hay alrededor de 50.000 volúmenes, sino por su calidad, siendo especialmente valiosas sus colecciones de manuscritos árabes, hebreos y latinos. La sala abierta al público es una galería abovedada de 54 metros de longitud por 9 de ancho. Está decorada con pinturas de Tibaldi y Carducci, del siglo XVI. El programa iconográfico es muy interesante, en el testero norte está representada la Filosofía, en el opuesto la Teología y entre ambos las siete Artes Liberales: la Gramática, la Retórica, la Dialéctica, la Aritmética, la Música, la Geometría y la Astronomía.
El Panteón de Reyes ocupa una capilla circular situada debajo del presbiterio, decorada con mármoles y bronces dorados. Allí descansan los monarcas y las reinas madres de Rey, desde Carlos I hasta la actualidad, con las excepciones de Felipe V y Fernando VI, que reposan en sus respectivas fundaciones: La Granja de San Ildefonso, y las Salesas Reales en Madrid (Iglesia de Santa Bárbara).
Los restos de las demás personas de la Familia Real se encuentran en el Panteón de Infantes, que se realizó a mediados del siglo XIX, en el reinado de Isabel II, y finalizaron las obras en 1886. Construido en mármol blanco de Carrara, está compuesto por nueve salas. En la primera está la escultura en bronce de Isabel II, en actitud orante. La tumba que más destaca de este panteón es la de don Juan de Austria, hijo natural de Carlos V. En otra de las salas hay una gran tumba colectiva en forma de tarta donde, están enterrados algunos de los niños de las familias reales que murieron antes de la Primera Comunión.
Los Palacios ocupan parte de la fachada Norte y de la Este, además del saliente de la basílica. Las estancias palaciegas del siglo XVI fueron ocupadas por Felipe II. La primera de ellas se conoce como la Sala de las Batallas, decorada con pinturas realizadas por artistas genoveses: Oracio Cambiaso, Fabricio Castello, Nicolás Granello y Lázaro Tavarone. Se representan escenas de batallas, entre ellas las de la Higueruela y la de San Quintín. En otra de las habitaciones se puede ver la silla litera que transportaba a Felipe II al final de su vida, cuando, por culpa de la enfermedad de la gota apenas podía andar. La Sala de los retratos, la de Cartografía y la del Trono nos llevan hasta el dormitorio donde murió el Rey, caracterizado por su sencillez. El Palacio de los Borbones está decorado a finales del siglo XVIII, con Carlos III y su hijo Carlos IV. Destaca la influencia del gusto francés en el estilo de los muebles, porcelanas, lámparas y todo tipo de objetos decorativos. Lo más importante de estas habitaciones es la colección de tapices cuyo diseño está realizado por artistas como Goya, Bayeu y Tenniers, entre otros.
Las Salas Capitulares, como su nombre indica, servían para que los monjes celebrasen sus capítulos. Sus techos fueron decorados estilo pompeyano y aunque gran parte de su riqueza pictórica pasó a los Nuevos Museos, aún guarda obras de El Greco, Rivera, Tintoreto, Tiziano y El Bosco.
Los Nuevos Museos están divididos en dos temas: pintura y arquitectura. En la Pinacoteca podemos encontrar obras de El Bosco, Tiziano, José de Rivera, Lucas Jordán, Bassano, varios cuadros de El Greco, entre ellos El martirio de San Mauricio, así como La Túnica de José, de Velázquez, entre otros.
El Museo de Arquitectura alberga una importante colección de herramientas, maquetas, planos y mecanismos usados durante la construcción del Monasterio.
¿Qué visitar en el exterior?
En el exterior destacan El Jardín de los Frailes y la Galería de convalecientes. Felipe II era un gran amante de la naturaleza por lo que el Jardín de los Frailes es un amplio espacio ajardinado, en el que se diseñó una docena de verdes parterres en torno a igual número de pequeños estanques de cuyo centro surge una fuente de sonoras aguas. Estos jardines, en su extremo más septentrional, están coronados por una de las realizaciones arquitectónicas más bellas, la Galería de Convalecientes, situada entre la Enfermería y la Torre de la Botica, está configurada sobre un conjunto de columnas dóricas que forman un ángulo recto.
Horario
- Horario de invierno (de octubre a marzo): De 10 a 18 horas
- Horario de verano (de abril a septiembre): De 10 a 20 horas
- Cierra todos los lunes, 1 y 6 de Enero, 1 de mayo, 11 de septiembre, 24, 25 y 31 de diciembre y fiestas locales.
Tarifas (año 2019)
- Tarifa básica: 10 euros
- Tarifa reducida: 5 euros
- Los miércoles y jueves en el Monasterio de S.L. de El Escorial de 15 a 18 h. (octubre a marzo) y de 17 a 20 h. (abril a septiembre), entrada gratuita para ciudadanos de la Unión Europea
Información obtenida de Web de Patrimonio Nacional